Los aviones son uno de esos intereses especiales que han sido para Manuel un juego, una referencia y una diversión desde muy pequeño.

Después de muchos días lloviendo, ayer salió el sol tímidamente entre algunas nubes y ésa fue la pista que lo activó para decir que quería ir ver aviones. Ésta es una actividad que ha ritualizado en diferentes puntos de la geografía de nuestro pueblo, así que cuando vamos a verlos tiene que ser siempre del mismo modo y en los mismos sitios. Tienen preferencia los lugares desde los que podemos observar el fondo de la ría para ver como llegan en la distancia y cruzan el cielo en dirección Peinador para desaparecer entre nuestros montes.
La nueva realidad pandémica ha significado muchos cambios en la vida de tod@s y no digamos en la de Manuel, sus limitaciones en la comprensión de la realidad han supuesto un esfuerzo extra de imaginación en la elaboración de apoyos, en la gestión del tiempo y en una nueva organización.
En los momentos más difíciles de confinamiento, y ésto ya parecía una broma del destino, Manuel se empeñó en ir a China a ver osos panda, que son otro de sus intereses. Esther aprovechó la ocasión para crear un apoyo visual que explicaba el significado de la palabra «imposible» y se le daban otras alternativas como leer un cuento de osos panda, jugar con un peluche o ver vídeos de osos panda.
Ver aviones era una rutina integrada en nuestra normalidad que se ha visto totalmente trastocada. Él ha interiorizado de alguna manera, gracias a los apoyos visuales, que «hay el virus» y éso afecta a todas las rutinas pero los intereses especiales son una fuerza poderosa que necesita ser atendida. Me ayudo de una aplicación que indica la hora y la ruta de los vuelos en tiempo real así puedo ajustar las horas de salida y le anticipo en la agenda diaria el momento del paseo.
Si veis a una madre y a un niño mirando hacia el cielo en un sitio especial, esos somos nosotros esperando que una estela nos traiga un momento de fascinación.
